DR. NILO VALLEJO ESPINOZA*
(*) Médico, MPH (Master of Public Health), FAPHA (Fellow of
the American Public Health Association), Funcionario Jubilado de la OPS/ OMS.
Presidente de la Asociación Consultores Internacionales en Salud.
Este es un fragmento tomado del Capítulo XIII titulado "DESARROLLO DE LA ENFERMERÍA", publicado por la OPS en el libro "CIEN AÑOS DE COOPERACIÓN AL PERÚ 1902 - 2002", páginas 354-363.
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HOSPICIO DE EXPÓSITOS
(Funcionó en la Iglesia del Sagrado
Corazón de Jesús de Lima) |
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HOSPICIO DE EXPÓSITOS
(Se ubicaba entre las
calles Azángaro y Apurimac) |
La primera escuela de enfermería que se estableció
en el país, en 1907, funcionó en la Casa de Salud de Bellavista, Callao. Era
administrada por la Sociedad de Institutos Médicos, y tuvo como directora a una
enfermera inglesa. Posteriormente, la escuela pasó a formar parte de la Clínica
AngloAmericana.
En 1908 al reorganizarse la asistencia médica en el Hospicio de
Expósitos, a cargo de la Beneficencia Pública de Lima, se estableció allí una escuela
de enfermería que sobrevivió poco tiempo.
En 1915 se creó la Escuela Mixta de Enfermeros, la
que, en 1928, se convirtió en la Escuela Nacional de Enfermeras Arzobispo
Loayza, de la Beneficencia Pública de Lima, a cargo de las hermanas de la Caridad
de San Vicente de Paúl. En 1939 se estableció la Escuela de Enfermeras del
Hospital del Niño del MINSA, a cargo inicialmente de la Orden de las Madres
Carmelitas.
En 1942 se fundó en Bellavista, Callao, la Escuela
de Enfermeras del Hospital Daniel A. Carrión, a cargo de las hermanas de la
Caridad. Desde 1938 hasta 1948, la Escuela del Hospital Arzobispo Loayza
ofreció a sus alumnas la especialidad de enfermeras visitadoras al término de
sus estudios generales de enfermería.
En 1947 ante la necesidad de uniformar y reforzar la
calidad de los planes de enseñanza de la enfermería y de controlar
permanentemente el cumplimiento de los mismos, el MINSA nombró una comisión encargada
de elaborar la norma respectiva. Esta Comisión estuvo constituida por
representantes del gobierno, las escuelas de enfermería civiles y militares, la
sanidad naval, la OPS/OMS, el SCISP y la Fundación Rockefeller. El día 7 de
enero del mismo año, el gobierno, por decreto supremo, aprobó los estatutos de
las escuelas de enfermería, en base al proyecto elaborado por la mencionada
Comisión.
En vista de la ampliación de las funciones que el personal
de enfermería debía cumplir en los hospitales y en los servicios preventivos
asistenciales periféricos y a la revisión de la Currícula, las escuelas de
enfermería incorporaron en sus planes de enseñanza las asignaturas de
psicología, sociología, administración, salud pública y control de enfermedades
transmisibles.
En octubre de 1948, el Departamento de Selección y
Capacitación de Personal del MINSA, con la contribución financiera de la
Fundación W.K .Kellogg, organizó el primer Curso para Enfermeras Instructoras en
el país, que fue seguido por otros dos cursos en los años 1950 y 1951,
respectivamente, alcanzándose a capacitar un total de 50 enfermeras instructoras.
En 1951 el
Comité Permanente para el Control de las Escuelas de Enfermería estableció como
requisito que todas las enfermeras tituladas que solicitaran autorización para
ejercer su profesión, debían aprobar un examen final, a cargo del referido
Comité. En forma gradual se fueron implantando diversas normas para que las
escuelas siguieran procedimientos similares en la selección, preparación y
evaluación de sus alumnos.
El decreto
supremo N.º 028-83-SA aprobó el reglamento general de las escuelas de
enfermería. El D.S. N.º 054-84-SA dictó normas reglamentarias referentes a la
carrera de enfermería que ampliaron los alcance del decreto supremo relativo a
las carreras de los profesionales de salud, en lo tocante al factor “calidad de
atención“ del personal de enfermería.
En vista
del grado de desarrollo que la enfermería iba alcanzando en el país y de la
conveniencia de encauzar su conducción técnico administrativa a nivel nacional,
en el año 1951 se creó en el MINSA, la Sección de Enfermería y Obstetricia.
En 1939 la
Caja Nacional del Seguro Social Obrero organizó la Escuela de Enfermeras del
Hospital Obrero de Lima, para atender las necesidades del personal de
enfermería de su red de hospitales y policlínicos. La Beneficencia del Callao
abrió, en 1940, la Escuela de Enfermeras del Hospital Daniel A. Carrión. La
Sanidad de Policía estableció la Escuela Mixta de
Sanidad de Gobierno y Policía en 1940.
El D.S.
del 13 de enero de 1942 dispuso que, a partir de ese año, las escuelas de
enfermería autorizadas debían adecuar sus respectivos al plan de estudios que
aprobara el MINSA, asesorado a su vez por la Facultad de Ciencias Médicas de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Por D.S. del 27 de julio de 1942, se
estableció en Iquitos la Escuela de Enfermeras de la Selva, y por D.S. del 22
del abril de 1944 se creó la Escuela Andina de Enfermeras, que funcionó en el
Hospital de San Juan de Dios en Puno. (1)
Según el
gobierno, era necesario contar en el país con una enfermera por cada 10,000
habitantes, o sea que se necesitaban 7,000 enfermeras. En 1945 solamente
estaban registrados en el país 750 enfermeros entre varones y mujeres, y en
servicio 620 enfermeros para atender las 1,423 camas con que contaban entonces
los 116 hospitales existentes en el país. (2)
Al
finalizar el año 1945, se formaba personal de enfermería en la Escuela Nacional
de Enfermería del Hospital Arzobispo Loayza, la Escuela de Enfermeras Puericultoras
del Hospital del Niño, las escuelas de las sanidades militar y policial, la
Escuela del Hospital Daniel A. Carrión del Callao, la Escuela de la Clínica
Anglo Americana, y la Escuela Mixta de Enfermeros del Hospital Larco Herrera. Hasta
mediados de la década de los cuarenta la enfermería era considerada en el país
como una labor esencialmente técnica, cuyo entrenamiento estaba orientado a
poner en práctica determinados procedimientos, pero con oportunidades muy
limitadas de ejercitar su labor en forma independiente.
A mediados
de 1953, la Sección de Enfermería y Obstetricia del MINSA reportó la existencia
de 1,707 enfermeros titulados y que, además, hasta el año 1946 la Escuela de
Enfermeros del Hospital Militar de San Bartolomé había formado 285 enfermeros varones.
Asimismo, reconoció que las prestaciones que se daban a los pacientes en los
hospitales de provincias eran en su mayoría proporcionadas por personal
auxiliar que carecía de entrenamiento. Solicitó
como recomendación que urgentemente se ofreciera la debida capacitación al
mencionado personal. (2)
En el
mismo año, 1955, el MINSA, con la colaboración de la OPS, realizó el primer
censo nacional de la enfermería, empadronándose un total de 1,274 enfermeras,
las cuales, de acuerdo a su centro de trabajo, se distribuían de la siguiente
manera: Sociedad de Beneficencia Pública 313 enfermeras (24,5%), Ministerio de
Salud Pública (MINSA) 308 enfermeras (24,2%), organismos gubernamentales 213
(16,7%), empresas privadas 196 (15,4%), Fuerzas Armadas y Policiales 149
(11,7%), y servicios particulares 95 (7,5%).
En cuanto
al tipo de cuidado de la salud, las enfermeras se distribuían en: hospitales y
clínicas 993 enfermeras (77,9%), dispensarios de servicios asistenciales 123
(9,7%), servicios particulares 45 (7,5%), salud pública 41 (3,2%) y escuelas de
enfermería 22 (1,7%).Esta encuesta indicó que la mayoría del personal de
enfermería residía en Lima, debido al hecho que en las provincias los sueldos
eran muy bajos y además en sus hospitales no existían facilidades de vivienda
para su personal profesional. Habían, además, departamentos que carecían de
servicios de enfermería. Aún más, hospitales y clínicas privadas de 100 camas no
disponían de enfermeras, por lo que la atención era dada por un personal
auxiliar carente de capacitación.
En 1957 la
Sección de Enfermería y Obstetricia del MINSA, en vista de la importancia de la
enfermería, fue elevada a la categoría de Departamento. Pasó a estar integrada
por las secciones de enfermería hospitalaria, enfermería de Salud Pública y
asesoría para los programas de preparación de auxiliares de enfermería; en
1967, esta última pasó a ser la
Unidad de
Asesoría y Supervisión de Enfermería. En 1953 para facilitar el desarrollo
académico, deontológico y gremial de la enfermería como una profesión, se
fundaron la Asociación Nacional de Enfermeras (antes Asociación de Enfermeras
Católicas) y la Liga Nacional de Enfermeras del Perú (anteriormente el Consejo
Nacional de Enfermeras). (3)
Durante la
década de los sesenta el examen del gasto fiscal demostró que en un alto
porcentaje del gasto público en salud se destinaba a la atención médica,
particularmente en hospitales de las ciudades, con detrimento del cuidado preventivo
de la salud a través de los centros y puestos de salud. En 1955 se
terminaron los hospitales de Tacna, Arequipa, construidos por un consorcio
alemán, pero financiados por el Fondo Nacional de Salud y Bienestar, creado en
1956, con la finalidad de fomentar programas de salud pública, en especial los relacionados
con la prevención y control de las enfermedades transmisibles. Empero, en su
informe de julio de 1968 el Fondo declaró que desde su creación había:
a)
construido 30 nuevos hospitales de 100 a 300 camas cada uno en 20 departamentos
del
país; b)
remodelado y/o terminado 11 hospitales; c) habilitado 15 centros de salud en 15
ciudades de más de 15,000 habitantes, 60 puestos médicos en ciudades de más de 5,000
habitantes y 80 postas sanitarias en poblados de más de 500 habitantes; y d)
edificado y equipado igualmente 300 locales para servicios de salud, con
participación de diversas entidades y de las propias comunidades. (4)
En 1946 en
virtud de un convenio, celebrado entre el gobierno y la Fundación Rockefeller,
se estableció en el departamento de Ica el primer servicio departamental de
salud, como un esfuerzo pionero para establecer un servicio regionalmente
autónomo, con un programa bien concebido de acuerdo con la realidad nacional y
personal a dedicación exclusiva. Su concepción y desarrollo fueron inspirados por
el Dr. J. L. Hydrick, representante en el Perú de la referida Fundación. El
servicio establecido en Ica empleó por primera vez visitadoras de higiene, es
decir personal auxiliar de enfermería, de ambos sexos, nativos del lugar, que
habían sido entrenados durante un año antes de ser asignado a vivir y trabajar
en determinadas comunidades. La política del servicio era reclutar los visitadores
de higiene de niveles socioeconómicos y culturales similares a aquellos con los
que trabajarían. Los visitadores habían sido instruidos en tópicos como higiene
personal, control de enfermedades transmisibles, saneamiento ambiental,
nutrición, salud dental y economía doméstica. Especial énfasis merecían las
técnicas de la entrevista, la demostración y el sociodrama o dramatización
espontánea para enseñar a las familias en sus hogares. Su tarea principal era
de índole educativa, para lo cual hacían repetidas visitas domiciliarias que
tenían por objeto motivar a las familias para aplicar los nuevos conocimientos
sobre salud.
Casi
simultáneamente se estableció en el Perú, el Servicio Cooperativo
Interamericano de Salud Pública (SCISP), mediante un acuerdo entre el gobierno y
el Instituto de Asuntos Interamericanos de los EUA (IIAA). El SCISP
inicialmente desarrolló programas de salud integral en los departamentos de Loreto
y San Martín, a través del Proyecto Amazónico. Más adelante abarcó Chimbote
(departamento de Ancash), Puquio (departamento de Ayacucho), Rimac
(departamento de Lima) y el departamento de La Libertad. En julio de 1945, el
SCISP inauguró el Centro de Medicina Preventiva en el distrito del Rimac, el
cual aparte de los programas preventivos, sirvió de centro de entrenamiento en
salud pública de médicos, veterinarios, odontólogos, enfermeras,
nutricionistas, estadísticos e inspectores de saneamiento. Las labores del
Centro se orientaban al ámbito de la familia, el núcleo más importante de la
sociedad y el más propicio para la realización de las medidas sanitarias, por
medio de las visitas domiciliarias a cargo de las enfermeras, que llevaban a
cabo la educación individual.
De los
cursos de enfermería de salud pública que desarrolló el SCISP hasta 1961,
egresaron 160 enfermeras para laborar en diversos servicios de salud, tanto en
hospitales como en centros de salud y servicios especializados. El importante
rol de la enfermería se puso en evidencia al fortalecerse los servicios de
enfermería en los establecimientos de salud. Hasta antes de la década de los
cincuenta la formación de las auxiliares de enfermería en el país se había
hecho en la modalidad de adiestramiento en servicio. Recién en 1958 ese
personal comenzó a ser preparado mediante cursos regulares a cargo del MINSA,
con una duración inicial de seis meses, exigiéndose como requisito de admisión
la primaria completa, según la R.S. N.° 45-STN. Esta última norma legal estableció
la nomenclatura única de Auxiliar de Enfermería. Posteriormente en 1968 se exigió
como requisito de admisión el tercer año de secundaria. (5)
En el
período 1946-1959, el Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública
adiestró personal auxiliar de enfermería en cursos de seis meses de duración,
con la denominación de visitadoras de salud. Su formación estuvo orientada a
enfatizar la promoción y protección de la salud, pues dichas auxiliares estaban
destinadas a trabajar en las unidades sanitarias y centros de salud. En 1955 en
vista de la urgente necesidad de capacitar a las enfermeras en administración
de servicios de enfermería y en educación en enfermería, el gobierno —con el
asesoramiento de la OPS— creó el Instituto Nacional de Enfermería. Se contó con
los auspicios del MINSA, el Seguro Social del Empleado y la Fundación
Rockefeller. Los objetivos del Instituto fueron: (a) organizar y poner en
operación la Escuela de Enfermería del Seguro Social del Empleado; (b) elaborar
los cursos de perfeccionamiento para enfermeras tituladas; y (c) preparar auxiliares
de enfermería. Se admitieron 35 alumnas para el curso de Educación en
Enfermería y 17 para seguir el curso de Administración de Servicios de Enfermería.
Ambos cursos tuvieron una duración de seis meses. Desafortunadamente, el
Instituto solo funcionó hasta 1957 debido al retiro del apoyo financiero del
Seguro Social del Empleado y al poco interés de las enfermeras en este tipo de
cursos.
La ley N.º
11672, del 31 de diciembre de 1951, creó el Fondo Nacional de Salud y Bienestar
Social, para contribuir, con los recursos que se le asignaron, a la realización
de obras y servicios destinados a mejorar las condiciones sanitarias del país,
promover la defensa de la salud y propugnar el bienestar social. Con la
creación del referido Fondo, hubo un mejoramiento manifiesto de la salud de la
población, pues con sus recursos financieros se pudieron atender muchas
necesidades de salud, tales como controlar y prevenir las enfermedades
evitables por medio de campañas masivas; implantar y difundir los servicios de
protección y asistencia médica a la madre y el niño; construir y/o mejorar los
sistemas de abastecimiento de agua potable y eliminación de aguas servidas; y
construir, terminar y/o ampliar hospitales en diversos lugares del territorio.
En vista
de los cambios sociales ocurridos en el país, se tomó conciencia que la
situación no se resolvía con meras medidas administrativas sino con el
reconocimiento de la necesidad de atender los problemas sociales, entre ellos
los de salud, originados por el intenso crecimiento demográfico, la explosión de
las expectativas, la migración masiva del campesinado hacia las ciudades y la
consiguiente creación de bolsones de población marginada en las principales
urbes del país. La red de hospitales públicos del país demandó disponder de un
mayor número de recursos humanos, entre ellos enfermeras. En atención a los requerimientos
antes mencionados, fueron abiertas nuevas escuelas de enfermería, durante el
período 1969-1980, en las universidades nacionales Pedro Ruiz Gallo (1970), San
Antonio Abad (1972), Amazonía Peruana (1972), Daniel A. Carrión (1979), José F.
Sánchez Carrión (1980) y la de Ucayali (1980). Asimismo, la Escuela de Salud Pública
empezó la capacitación de enfermeras tituladas en las áreas de educación en
enfermería, con 44 egresadas en cursos de diez meses de duración; administración
de servicios integrados de enfermería, con 151 egresadas en cursos de ocho
meses de duración; enfermería de salud pública, con 350 egresadas en cursos de
cinco meses de duración; y principios de administración de servicios de
enfermería, con 389 egresadas en cursos de uno a dos meses de duración. (6)
El Censo
Nacional de Población de 1972 mostró una tasa de 3,44 enfermeros por 10,000
habitantes. La proporción para Lima Metrópoli era de 8,54 por 10,000 habitantes
mientras que Apurímac solo de una por 0,19 habitantes. En el Censo Nacional de 1981,
la proporción nacional fue de 5,94 enfermeros por 10,000 habitantes, siendo la
correspondiente a Lima Metropolitana superior a 10,0. De donde se infirió que
en todos los departamentos donde existían programas académicos de enfermería,
la disponibilidad de enfermeros se había incrementado significativamente.
Adicionalmente, el SESIGRA, que operaba desde 1981, también había contribuido a
este mejoramiento de la enfermería en aquellos departamentos donde no existían
los referidos programas académicos.
En 1996 la
proporción de enfermeras fue 6,7 por 10,000 habitantes, con variaciones entre
Moquegua con 14,9 y Arequipa y Tacna, con 13,8; mientras que en Loreto fue solo
de 2,2, y en San Martín de 2,5 por 10,000 habitantes. (7)
De acuerdo
con el contrato celebrado con el Consorcio Hospitalario Alemán, se construyeron
los siguientes hospitales generales de: Tacna (256 camas), Sanatorio N.º 2 de
Arequipa (850 camas), Tarma (257 camas), Huancayo (79 camas), Chota (69 camas),
La Unión (59 camas). Además se edificó la Unidad Sanitaria y Refectorio Escolar
de Chincha y la Unidad Sanitaria del Callao, entre otros establecimientos de
salud. No obstante el asesoramiento técnico de la OPS a los programas
académicos de enfermería, se observó un incremento desordenado del número de dichos
programas, lo cual llevaba a un crecimiento acelerado de los egresados y
titulados. El resultado fue que estos últimos constituían casi la mitad de los
egresados. De modo que el número de egresados en el período 1975-1979 era casi
equivalente al número total de enfermeros empadronados en el censo de 1972.
Mientras que en el período 1969-1974, el número de titulados fue de 815; en el
correspondiente a 1975-1979 alcanzó a 1,476 titulados, con promedios anuales de
136 y 295 titulados, respectivamente. (7)
El
gobierno preocupado por otorgar a los egresados de los centros formadores de
recursos humanos en salud una experiencia que incrementara su conocimiento de
la realidad nacional en lo que se ha denominado “el Perú profundo”, acogió, en
1978, la propuesta de creación de un servicio social obligatorio de los
egresados de las universidades, como parte de su formación profesional,
mediante un Programa Piloto Civil de Graduandos de las Ciencias de la Salud
(SECIGRA). El decreto ley Nº 22315, del 17 de julio de 1978, creó el Colegio de
Enfermeros del Perú, como entidad autónoma de derecho público interno,
representativo de la profesión de Enfermería. Su propósito principal es el
ejercer una vigilancia permanente de la ética y de ontología profesionales. En
su primer año de existencia se colegiaron 9,308 miembros. Durante algún tiempo
coexistieron en el país escuelas básicas de enfermería y escuelas y/o
facultades de enfermería de nivel universitario; en vista de esta situación, el
Colegio de Enfermeros del Perú acordó hacer las gestiones del caso para que las
autoridades correspondientes llevaran a cabo la unificación del nivel de
formación profesional del personal de enfermería.
En el
bienio 1984-1985, se produjo la afiliación académica de las escuelas de
enfermería a las universidades. Como se aprecia, la participación directa de
las universidades en la tarea de mejorar la formación de los enfermeros se ha
dado con algún retraso en relación con el ritmo con que se han venido produciendo
los cambios en los enfoques y estrategias de los servicios de salud.
Así, la
intensidad de los procesos de transformación de los servicios y las
modificaciones en los mercados laborales vienen señalando el sentido en que las
instituciones formadoras de los recursos humanos en salud deben redefinir su
misión, para incrementar ostensiblemente su participación integral en el
proceso de desarrollo de la salud y reformular los perfiles de enseñanza, de
acuerdo con las verdaderas necesidades de salud de la población. (8)
El
insistente reclamo de los servicios por personal de enfermería (generalistas,
especialistas en enfermería hospitalaria, comunitaria y familiar; técnicas en
enfermería y personal de auxiliares), contrasta con la tendencia de las
instituciones de educación superior y universitaria y las asociaciones
profesionales de estimular la especialización profesional, debido a que esta
tendencia permite mayor competitividad de los profesionales y estimula el
crecimiento tecnológico. En forma similar se retrasa la respuesta de las
instituciones públicas y privadas de educación superior y universitaria frente
a las necesidades de formación de personal técnico en salud con los niveles de
calidad requeridos en las categorías de técnicas y de auxiliares de enfermería. El nuevo enfoque de la salud cambia el
producto final del modelo flexneriano de la salud “sin enfermedad” al de
“bienestar humano”, haciendo mucho más compleja la definición de
responsabilidades no solo dentro del sector y de otros sectores afines sino
para toda la sociedad.
A raíz de
la decisión de los gobiernos americanos, en 1972, de programar la extensión de
la cobertura de servicios de salud a la población de sus países, mediante la
estrategia de la atención primaria de salud con participación activa y
sostenible de la comunidad y el empleo de la tecnología apropiada a cada nivel
de atención, el gobierno peruano inició en 1975 la formación de bachilleres del
área profesional de salud, un tipo de enfermería no universitaria. Esta
formación se hizo en siete ESEP’s experimentales del Estado localizadas en
Piura, Moquegua, Juliaca, Cuzco, Huancayo, Iquitos y en el distrito limeño de
Comas. El programa curricular tuvo una duración de seis semestres académicos e
incluía bloques integrales de aprendizaje para la formación polivalente que
comprendía los aspectos básicos de salud para capacitarlos en su cuidado, así
como bloques específicos más profundos en las áreas de enfermería básica y de
salud oral, que fueron las dos opciones elegidas.
La
creación de estas ESEP’s así como de otras áreas educacionales, había sido
concebida por los gestores de la reforma educativa como una manera de conciliar
la educación básica y una formación profesional especializada, con la finalidad
de eliminar la discriminación existente contra las carreras cortas y
descongestionar las universidades, asegurando una preparación masiva de la
juventud en actividades laborales de índole más técnica y práctica.
Sin
embargo, la creación de estas ESEP’s encontró un rechazo de las organizaciones
representativas de los profesionales universitarios de la salud, en particular
de la enfermería, cuyos miembros estaban promoviendo un mayor nivel
universitario de su profesión. Además, la inexistencia de una apropiada coordinación
intersectorial por falta de un efectivo liderazgo del sector por el MINSA,
aunado a una actitud poco convincente sobre la función de los bachilleres de
salud en la práctica, por parte de los funcionarios del referido sector, contribuyó
a que la orientación y, por tanto, las características básicas de la formación
de los mencionados bachilleres estuvieran exclusivamente bajo la
responsabilidad del Ministerio de Educación, sin la participación del MINSA ni
de los colegios profesionales de las ciencias de la salud.
En
consecuencia, se produjeron discrepancias entre ambos sectores sobre el perfil ocupacional,
la programación del currículo, etc. De donde se derivó el impase para la
utilización de los servicios de salud del MINSA para la práctica de terreno de
los estudiantes, entre octubre de 1977 y mayo de 1978. Esta situación retardó
el egreso de la primera
promoción de bachilleres, pues se notaban serias deficiencias en su formación. La
ley general de educación de 1982 hizo que la mayoría de las ESEP’s se
reconvirtiera en institutos superiores tecnológicos. En 1982 el decreto ley Nº 19326,
ley general de educación fue derogado, al promulgarse la ley N.º 23384, con la
cual desapareció legalmente el SECIGRA, que quedo desactivado.
La ley
universitaria N.º 23733, promulgada en 1983, en su artículo 22 dispuso que
solamente las universidades podían otorgar el título profesional, por lo que
las escuelas de enfermería que venían funcionando dependientes de hospitales
públicos y privados, se vieron obligadas a celebrar convenios con universidades,
para que sus alumnos pudieran egresar con el título académico de licenciados en
enfermería. Pese a esta disposición legal, las escuelas fueron feneciendo
paulatinamente, pues las universidades crearon sus propias facultades y/o
escuelas. Las escuelas dependientes del Estado fueron cerrando a causa de la
política del sector salud. La más antigua de éstas, la Escuela Nacional de
Enfermeras del Hospital Arzobispo Loayza pasó a formar parte de la Universidad
Cayetano Heredia; la Escuela del Hospital del Niño se integró a la Universidad Federico
Villarreal, y la del Hospital Daniel A. Carrión a la Universidad Nacional del
Callao. Las escuelas privadas de enfermería, como la de la Clínica Tessa,
trabajan en convenio con una universidad, que brinda no solo la instrucción
académica, sino también facilita la formación práctica en centros
hospitalarios.
El 10 de
diciembre de 1983, en anticipación de la nueva ley general de educación se
promulgó la ley Nº 23330, que creó el Servicio Rural y Urbano Marginal de Salud
(SERUMS), en reemplazo del SECIGRA SALUD. Dicha ley estableció que el servicio social
debía ser cumplido por los profesionales de la salud una vez que se hubieran
graduado y colegiado en sus respectivos colegios profesionales, como un
requisito indispensable para ocupar cargos en instituciones públicas, ingresar
a segunda especialización profesional y postular a una beca u otra ayuda del
Estado, sea para estudios de posgrado o perfeccionamiento. La duración de este
servicio social en zonas rurales o urbano marginales era de un año, aunque en
la práctica el MINSA, por falta de presupuesto, solo los hacía servir seis
meses, a diferencia del IPSS que los retenía un año y les brindaba alojamiento.
Por lo tanto, las enfermeras recién tituladas servían en el SERUMS.
El nivel
del egresado de los institutos superiores tecnológicos sirvió de referencia del
nivel ocupacional del llamado técnico de enfermería, al cual pertenecían por
disposiciones expresas del sector y, por única vez, las auxiliares de
enfermería que tenían determinado número de años de antigüedad en el cargo. Desafortunadamente,
las autoridades rectoras de salud no delimitaron las funciones de los técnicos de
enfermería ni los pusieron bajo la autoridad de la jefatura de los servicios de
enfermería de los establecimientos de salud, con lo cual se originaron problemas
serios de falta de autoridad, tanto por cumplir las técnicas en enfermería, en
algunos casos, funciones propias de la enfermera titulada, cuanto porque
pretendían tener su propio departamento en los establecimientos de salud, al
menos en ESSALUD. Esta situación se ha agudizado por el hecho que algunas universidades
ofrecen programas de formación de estos técnicos de enfermería.
Desde
1982, se han incrementado significativamente los centros formadores de este
tipo de personal, con una producción de egresados que excede la demanda de
servicios y sin ninguna intervención del
sector salud, que oriente y controle el cumplimiento de los requisitos mínimos
de preparación para la autorización del ejercicio ocupacional.
En 1964 el
MINSA suscribió un convenio con la OPS/ OMS y la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos, con el propósito de impulsar el desarrollo tanto de la docencia en
las escuelas de enfermería como de los servicios de enfermería dentro de la red
de salud, mediante programas complementarios y de una moderna escuela de
enfermería. Hasta 1979 se habían creado 16 facultades y escuelas de enfermería,
entre 1980 y 1985, se crearon otras 10, de las cuales 50% estaban ubicadas en
el interior del país, siendo 5 de ellas de carácter gubernamental. (9)
En el
período 1980-1985, se registraron 6,163 egresados y 2,279 titulados, con
promedios anuales de 1,027 y 497, respectivamente. Al finalizar el año 1985,
existían 26 facultades y escuelas de enfermería. Se observó un aumento en el
número de estos centros formadores y una ampliación de la matrícula que no
obedecía a razones derivadas de un estudio técnico del mercado de trabajo de
los enfermeros. La creación de dichas facultades y escuelas de enfermería no responden
a una planificación y no se recoge información ni la opinión de ASPEFEEN, del
Colegio de Enfermeros del Perú o del MINSA. (10)
En 1983 el
Colegio de Enfermeros del Perú tenía registrados 12,723 enfermeros colegiados,
de los cuales el 54% residía en Lima y Callao y un 10.4% vivía en Arequipa.
Dicho Colegio consideraba como problemas principales, el incremento desmesurado
y descontrolado del personal técnico y auxiliar de enfermería con un perfil
ocupacional definido sin participación del Colegio y de MINSA. La educación del
personal de enfermería requiere ser revisada constantemente, de acuerdo a los
cambios no solo en la teoría y práctica de la profesión sino en la propia
dinámica de la sociedad peruana, para que dicho personal posea una perspectiva
más integral y realista de la población en la que vive y trabaja. Esta nueva
perspectiva demanda cambios en la estructura de los programas de formación y actualización,
la orientación del currículo hacia la solución de problemas acordes con la
realidad donde labora como miembro de un equipo interdisciplinario y de una
comunidad.
La
experiencia de lo logrado con la incorporación de la enseñanza de salud
comunitaria en el plan de estudios del Programa Académico de Enfermería de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos servirá a modo de ejemplo de cómo se
han difundido en el ámbito universitario los conceptos antes mencionados. El
trabajo de enfermería en Villa El Salvador se inició en 1974. Más tarde, en
1977, se suscribió el respectivo convenio con el objetivo de llevar a cabo un
programa de salud integral vinculado al plan de desarrollo socioeconómico de
dicha población, con énfasis en los aspectos de promoción y protección de la
salud comunitaria. Al efecto, previamente todo el personal docente del Programa
Académico de Enfermería, preferentemente las profesoras de enfermería, se
prepararon en salud comunitaria y técnicas de cuidado de enfermería comunitaria.
El plan
incluyó la realización de talleres, así como el repaso de los conceptos básicos
de las ciencias de la conducta aplicados a la realidad donde trabajarían.
Igualmente los docentes desarrollaron programas de salud comunitaria. La
integración conceptual facilitó la integración del contenido de las
experiencias de aprendizaje en una situación real, tomando como base los cuatro
niveles de enseñanza-aprendizaje establecidos en el Programa. De este modo, las
prácticas de salud comunitaria se llevaron a cabo a lo largo del currículo.
Durante
los primeros años de vigencia del convenio, se observó la carencia de continuidad
en la prestación de servicios de salud en la comunidad, a cargo de las
entidades responsables. Por ello, los esfuerzos del Programa se orientaron a
hallar una solución a dicho problema. Se vio la necesidad de trabajar en
comunidades mayores que contaran con servicios de salud ya en operación.
Asimismo, la comunidad debía tener una organización social adecuada y
pertenecer a la zona de influencia de la UNMSM. Fue así como se organizó el
proyecto de servicios de enfermería comunitaria en la ciudad autogestionaria
Villa El Salvador, que contó con la debida cooperación de la Región de Salud de
Lima
Las
profesoras de enfermería del Programa prestan servicios durante los períodos de
vacaciones estudiantiles, y en los últimos tres años han estado capacitando y
haciendo el seguimiento de las promotoras de salud en cada grupo residencial.
El Programa además tiene una representante en el Consejo de Educación y Salud
de la Villa autogestionaria de El Salvador. Por su parte, una vez firmado el
convenio, se reorganizaron las experiencias de aprendizaje de las estudiantes,
de modo tal que durante el año la comunidad desarrollara actividades de salud
que cubrieran las necesidades de los pobladores con los que se trabajaba. El
trabajo de mayor envergadura en salud en Villa El Salvador estuvo a cargo de
las alumnas del último año, durante su internado de salud comunitaria, y contó
con la asesoría de una profesora por cada diez estudiantes. Las tareas que estas
últimas realizaban fueron las siguientes:
• Estudiar
y diagnosticar los problemas de salud de la comunidad, así como planificar,
ejecutar y evaluar las acciones integrales de salud.
• Asegurar
la participación real de los dirigentes y miembros de la comunidad en todas las
fases del desarrollo de los programas.
• Estudiar
la influencia de las intervenciones realizadas en los grupos atendidos y en la
comunidad como un todo.
• Diseñar,
desarrollar y evaluar un programa de capacitación de promotores de salud, a fin
de que participen en la atención primaria de salud conforme al modelo peruano.
• Diseñar,
validar y aplicar el diseño de investigaciones a situaciones reales de la
comunidad, promoviendo el estudio y solución de los problemas prioritarios, así
como el avalúo crítico de sus resultados.
• Aplicar
acciones de promoción y protección de la salud en sus correspondientes niveles
de prevención, incluyendo la estrategia de atención primaria y el método
epidemiológico.
• Efectuar
un trabajo multidisciplinario e intersectorial con profesionales de la salud y
de otras disciplinas afines en la comunidad.
La
integración de la salud comunitaria en la Currícula del programa se ha ido
perfeccionando en forma progresiva debido a la evaluación permanente que permite
una revisión constante. La dirección del Programa delega la administración de
las medidas de integración en un comité técnico responsable de supervisar la ejecución
del proceso educativo. (11)
Esta
experiencia muestra el énfasis en la práctica de la enfermería comunitaria, que
procuró equilibrar la experiencia intrahospitalaria con el trabajo en la
comunidad. La difusión de este trabajo ha contribuido a que la mayor parte de
las escuelas de enfermería en el Perú tiendan a incorporar a la enfermería comunitaria
en su currículo. En el curso de estos últimos años la influencia de la OPS/OMS se
ha incrementado considerablemente en el desarrollo tanto de la formación del
personal de enfermería como en el ejercicio de la profesión a través de
seminarios, talleres, cursos cortos de actualización y apoyo al Colegio
respectivo.
El 15 de febrero del 2002 se promulgó la ley del trabajo de enfermería
N.° 27 669, que establece su rol y ámbito de competencia, así como sus
responsabilidades y funciones, al igual que sus derechos y obligaciones, y niveles
de la carrera y modalidades de trabajo.
REFERENCIAS:
(1)
Zárate León, Margot. Historia de la enfermería peruana. Lima, 1992
(texto mimeografiado).
(2)
Alvarado, Delia. Informe de la Sección de Enfermería y Obstetricia, julio de
1953. En Salud y Bienestar Social,
Vol. II, N° 4 (julio-agosto de 1953).
(3) “Dirección General de
Asistencia Social y Hospitalaria: Sección de Enfermería y Obstetricia”. En Salud
y Bienestar Social N.° 10-11 (enero-junio de 1955).
(4) Mensaje del Presidente
de la República, 29 de julio de 1958.
(5)
Zárate León, Margot. Historia de la enfermería peruana. Lima, 1992
(texto mimeografiado).
(6)
Bustíos Romaní, Carlos y otros. Perú: La salud
pública durante la república demoliberal. 2.ª parte, Lima: Consejo Superior
de Investigaciones de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2000.
(7) MINSA
Indicadores Básicos 1999. Lima.
(8) OPS/OMS. La Salud en
las Américas. Vol. 1. Washington, 1998 (Pub. 569).
(9)Asamblea Nacional de
Rectores. Universidades del Perú. Facultades y Carreras Profesionales. 1996.
Lima, 1997.
(10) Zárate León, Gladys. Resultados
preliminares del estudio “Situación de la producción de RR.HH. y del Programa
de Texto de las facultades y escuelas de enfermería. Perú. Lima: OPS/OMS,
1997 (Documento de Trabajo).
(11)
Zárate León, Margot. Historia de la enfermería peruana. Lima, 1992
(texto mimeografiado).