Un estudio enfermero demuestra que sustituir los catéteres
periféricos cada 96 horas en lugar de cada 72 es seguro y ahorra costes.
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El estudio COSMOS, llevado a cabo por enfermeros del
Hospital Clínico San Carlos de Madrid, revela que reemplazar los catéteres
periféricos convencionales cada 96 horas –y cada 144 los sistemas cerrados
integrados- no conlleva más riesgo de infección. El trabajo, que se publicará
previsiblemente en el próximo número de la prestigiosa revista “Journal of
Hospital Infection”, arroja otras conclusiones de gran trascendencia en el
contexto actual, como que se podrían reducir el número de catéteres usados cada
año en un 36 por ciento.
“Sólo en un gran
hospital como es el Clínico San Carlos de Madrid, el ahorro estimado es de 780.000
euros anuales no sólo en catéteres, sino también en apósitos, conectores,
etcétera”, explica Juan Luis González López, coordinador de recursos materiales
del centro sanitario y profesor asociado del Departamento de Enfermería de la
Universidad Complutense. “La trascendencia de esta investigación –añade- radica
en que la literatura científica no contaba con apenas evidencias en este campo
y ningún estudio había analizado hasta ahora cuál puede ser el tiempo de
permanencia real del catéter en el paciente. Tampoco se habían incluido en
ningún trabajo los catéteres provistos de un sistema cerrado integrado
(Nexiva)”.
Tras registrar más de 100.000 horas/catéter de 1.199
catéteres periféricos en 642 pacientes, las conclusiones son que podría
ampliarse el intervalo de sustitución de las 72 horas que marcan los protocolos
internacionales actuales a 96 horas. Por su parte, los sistemas cerrados
podrían permanecer hasta 144 horas sin aumentar el riesgo del paciente y con un
importante ahorro de costes y residuos biológicos. Los organismos
internacionales deben ahora valorar si el estudio COSMOS puede llevar a un
cambio en los protocolos con el fin de hacer un uso más racional y adecuado del
material sanitario.
Por otra parte, otra de las novedades de esta pionera
investigación es que compara los sistemas habituales abiertos con los cerrados.
“En este sentido, observamos que, aunque la tasa de infección es la misma en
ambos casos, cerrar los sistemas reduce el riesgo relativo de contraer
infección y también se reducen significativamente, en un 29 por ciento, las
tasas de flebitis y demás complicaciones relacionadas con el uso de catéteres
periféricos”, afirma González López.
ENFERMEROS INVESTIGADORES
El estudio ha contado con participación médica y de 126
enfermeras como investigadoras de campo y 123 auxiliares de enfermería como
colaboradoras. Además del autor principal, firman el estudio Ana Arribi Vilela,
jefa de Sección de Microbiología Clínica; la directora de Enfermería,
Encarnación Fernández del Palacio y los supervisores Javier Olivares Corral,
Carmen Benedito Martí y Pilar Herrera Portal.
Juan Luis González López valora el mérito de la publicación
de un estudio enfermero en una revista científica de relevancia. “Va a abrir
muchas puerta a la investigación enfermera, al menos en este campo”, asegura.
David Ruipérez.
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